La vocalista colombiana, a punto de publicar su sexto álbum en estudio, ha reconocido el relevante papel que interpreta su cuerpo sin el cual ella, quizá, nunca hubiese alcanzado la máxima popularidad de la que disfruta desde hace ya largas temporadas.

¿Qué sería de Shakira sin sus movimientos sensuales, sin aquellos golpes de cadera y, máxime, sin esa danza del vientre que lleva años encandilando a un público interplanetario arrodillado ante sus prestaciones en directo repletas de pasión y erotismo? `

Porque para referirse a la intérprete de éxitos radiofónicos de la talla de ‘Ojos Así’ o ‘Whenever, Wherever’ resulta necesario franquear los límites puramente musicales y disfrutar entonces de ella desde un punto de vista audiovisual. Su mediática y perseguida imagen ya vale más que mil palabras.

Convertida en una mujer espectáculo, la artista de 32 años ha declarado:

“No soy una bailarina profesional. Tan sólo hice un poco de gimnasia cuando tenía 12 años. Lo demás, soy yo sintiendo la música. Pero eso sí, tengo una forma poco ortodoxa de aprobar las canciones. Cuando estoy en el estudio de grabación para producir mi música, tengo que estar al 100% segura que conecto con ella a nivel físico. Mi cuerpo ha de moverse y si no se da esa reacción, entonces sé que algo no está funcionando como debería.”